Tras un verano pausado, aprovechado para viajar y leer tranquilamente a Verne, septiembre trae de vuelta la actividad docente en la Universidad. En el curso 2009-2010 voy a tener que hacer frente a algunos cambios, debido a la transición entre la antigua Diplomatura en Biblioteconomía y Documentacióny el nuevo Grado en Información y Documentación. Además, este curso me toca cubrir la docencia de un compañero que se va de año sabático. Así que Grado en Información y Documentación, Licenciatura en Filosofía, y Máster en Gestión de Unidades y Servicios de Información y Documentación. Casi nada para un cuatrimestre…
Al dejar atrás la Diplomatura, liberé hace ya unos meses las transparencias que usaba como guión, y ahora acabo de dejar el contenido básico del curso con acceso como invitado en la plataforma Moodle de la Universidad de Zaragoza. Me toca preparar la docencia de Edición digital, para la cual estoy preparando una buena batería de prácticas con herramientas de software libre. Estoy pensando en llevar la docencia sobre un WordPress tuneado, ya veremos…
En Información y Documentación para Humanidades llevamos a cabo un curso de alfabetización informacional orientada a universitarios, cuyo objetivo es que los estudiantes de Filosofía sepan identificar sus necesidadess de información, usen los métodos más adecuados para localizarla, y sean capaces de gestionarla, organizarla e integrarla en sus informes o trabajos académicos. Esta asignatura no tiene ni apuntes ni manuales: es totalmente directa y práctica, con actividad continua sobre recursos de información digital.
El Máster es otra cosa. Me toca impartir Recursos de Información Digital y Gestión de Contenidos, y no estoy muy contento del resultado de los estudiantes del año pasado, que cosntruyeron un directorio de recursos con metadatos Dublin Core, y unos portales sobre Drupal. Este año voy a variar el enfoque de actividad, y me voy a centrar más en métodos y técnicas, estudios de caso y obtención de productos finales. La teoría necesaria para la adecuada ejecución flaquea, quizá debido al exceso de «rollito práctico-finalista» que se empeñan en imponer los «bolonios recalcitrantes».