Los días 20 y 21 de mayo me han invitado amablemente a impartir unas sesiones de formación sobre Greenstone, software libre para bibliotecas digitales, en el marco del Taller de digitalización de textos, que se celebra en el Medialab Prado (Madrid), en colaboración con el Máster en Edición de la Universidad de Salamanca. Ni que decir tiene que me encanta que se acuerden del software libre para estos menesteres, máxime cuando el desarrollo de bibliotecas digitales se sustenta en proyectos cooperativos abiertos de este tipo. Y Greenstone es una herramienta a la que le tengo cariño, al menos por ahora…
El Taller cubre desde el reconocimiento de textos impresos mediante escáner, hasta su producción digital, pasando por el etiquetado. E incluye la construcción de un escáner de hardware libre. En principio, y en la parte que me toca, haremos una revisión general de Greenstone y sus prestaciones, construyendo colecciones de documentos desde lo más sencillo, hasta dónde lleguemos y el tiempo disponible lo permita. Desde un punto de vista apasionado, es la herramienta ideal para publicar rápida y eficientemente colecciones de documentos, en numerosos formatos, y poner en marcha un servicio de información basado en colecciones con una mínima inversión y curva de aprendizaje. Sin embargo, esta ventaja se desvanece si es necesario construir colecciones avanzadas, o si los documentos a tratar son complejos. Como repositorios, Dspace, EPrints o Invenio son mejores; como biblioteca digital, Fedora es mucho más avanzada. Como gestión de documentos no sirve, y como gestión de contenidos, donde esté Drupal…
Hace unos meses que no tocaba Greenstone, ya que, simplemente, mis necesidades de gestión de información han tomado otros derroteros. Este taller me ha llevado a instalar y probar la versión 2.83, que es la que he preparado para las prácticas. Hay cambios respecto a mi preferida 2.80, y no me han terminado de convencer. Pero estas apreciaciones dan para otra entrada, que redactaré con más detalle para la semana que viene. Estos dos días, a disfrutar con la simplicidad y elegancia de la piedra verde, hasta que Omeka me lo permita…