Reseña: Gestión del archivo digital para fotógrafos

Lo había visto en librerías, y al final me decidí a comprarlo: Krogh P. (2010): Gestión del archivo digital para fotógrafos. Madrid: Anaya. Se trata de una traducción del original publicado por O’Reilly en 2009.  Lluis Codina ya le dedicó unas líneas. Dado que últimamente cada vez tiro (hago) un mayor número de fotografías digitales, quería saber más sobre la gestión de archivos fotográficos, y de paso técnicas de organización del trabajo con este tipo de documentos. Craso error: a pesar de su rimbombante título, de gestión de archivo digital tiene más bien poco.

Y es que se trata de un volumen dedicado a explicar la gestión de estos recursos de información digital desde la perspectiva de la producción, tratamiento y comercialización de fotografías. En consecuencia, dedica un espacio mínimo a hablar de metadatos, y ninguno a temas de descripción y organización de colecciones, desde un punto de vista de gestión de la información digital. Eso no quiere decir que no haya disfrutado de su lectura: he aprendido a organizar flujos de trabajo para el tratamiento y producción de fotos digitales, algunas cuestiones sobre formatos que desconocía, y alguna técnica de retoque que ya conocía de obras de referencia sobre fotografía digital. Pero poco más.

Quizá ello sea debido a la deficiente traducción que Anaya ha hecho del título original: The DAM Book. Digital Assets Management for Photographers (que por cierto tiene un interesante web de referencia). Convertir la gestión de activos/bienes digitales en la gestión del archivo digital no es muy afortunado precisamente. Si a ello unimos el continuo uso del término archivo para referirse a fichero o documento, nos encontramos con un texto cuya traducción es válida para el fotógrafo, pero dudosa para el gestor de información. Se puede decir que es un libro interesante para el fotógrafo profesional o aficionado, y para el especialista en información aficionado a la fotografía digital (como yo), pero que no sirve para casi nada relacionado con un verdadero archivo de fotografía digital. Poco me ha aportado en lo que concierne a formatos, hardware, preservación y organización.

No puedo dejar de lado una constante que planea por todo el libro: la insistente recomendación de uso de software propietario para tratamiento de imágenes, que llega a ser irritante. Parece ser que si el lector no tiene un Mac y no se compra software de Adobe es imposible tratar imagen digital. Y que si no se usa el formato DNG, también propuesto por Adobe, no se asegura la preservación de la imagen digital. Claro que si se aprecia la relación comercial existente entre el autor y la marca se comprende la cuestión. En resumen: dado el coste del libro, y su utilidad real en un contexto de gestión de información, casi mejor lo puedes pedir en tu biblioteca, y puedes decidir con conocimiento de causa.