En la XVI Jornada de gestión de la información de SEDIC

La semana pasada asistí a la XVI Jornada de gestión de la información, organizada por SEDIC (enhorabuena, que ya van dieciséis eventos, ahí es nada…), y celebrada en la Biblioteca Nacional. En esta ocasión, el título de la misma era La distancia no es el olvido. Servicios, formación y trabajo no presenciales. Un tema realmente importante para los que nos movemos en el campo de la gestión de información.

Hace poco tiempo que he vuelto a asociarme a SEDIC, por la insistencia y buena impresión de varios de sus socios actuales. Desde luego, nada que ver con la prepotencia y los desaires de hace ya un tiempo, que me llevaron a abandonarla cuando toda aquella marejada de la acreditación profesional, ideada y gestionada por cuatro desustanciados. Finalmente, y como ya defendimos en aquellos años, resultó completamente innecesaria, caduca y equivocada. Pero claro, doctores (se creían ellos) tenía la iglesia. Los más viejos del lugar recordarán todo el asunto…

Tras este excurso histórico-documental, volvamos a la XVI Jornada. Realmente, la oportunidad del tema venía que ni pintada. El desarrollo de los cacareados (para mí, más que dudosos) MOOCs ha vuelto a poner sobre la mesa un amplio número de cuestiones sobre la educación mediada tecnológicamente, que afectan, seamos conscientes o no, a la gestión de la información.

En primer lugar, porque el proceso educativo se fundamenta en procesos de transmisión, elaboración y descubrimiento de información. Y en los entornos digitales, esos procesos se sustancian en la existencia de productos y servicios de información, especialmente orientados a resolver los problemas que se plantean a los estudiantes. ¿qué es un aula virtual, sino un sistema de gestión de contenidos de función especializada? Y los recursos educativos en entornos digitales ¿no son muchos de ellos resultado de una, consciente o inconsciente, content curation?

En segundo lugar, porque las unidades y servicios de información están intentado extender sus actividades de valor añadido al campo de la formación. Cuestión diferente es que lo estén haciendo con mayor o menor fortuna, y sobre esto podríamos hablar largo y tendido, por ejemplo sobre los destrozos que se están produciendo al abrigo de la alfabetización informacional.

Las cuestiones abordadas en el programa me atraían especialmente. Acababa de volver de una estancia como asesor sobre entornos de aula virtual en una universidad chilena, así que muchos de los aspectos los tenía recientemente tratados y revisados con equipos de trabajo que desarrollan su labor sobre el terreno real. Revisando poco a poco:

  • La conferencia inicial me resultó decepcionante. Un conjunto de principios básicos, que puedes encontrar leyendo EDUCAUSE Review o alguna publicación similar.
  • La sesión dedicada al aprendizaje electrónico fué interesante (ambos ponentes siempre me aportan algo nuevo cuando los oigo), pero me resultó cansina, quizá por la larga duración de la misma.
  • Después, el tiempo dedicado al trabajo a distancia me resultó realmente decepcionante. Más de una hora en la que dos ponentes se dedicaron a desgranar lo-divina-y-estupenda-que-es-mi-empresa y cómo-mola-lo-mío-no-lo-mío-más… nada de interés, con dos oradores que, evidentemente, no habían entendido a qué auditorio se estaban dirigiendo. La ausencia por enfermedad de Javier Celaya dejó huérfana esta sesión.
  • Emotivo, y verdaderamente merecido, el premio otorgado por SEDIC a la esforzadas responsables de SocialBiblio ¡Enhorabuena!
  • Tras la reparadora comida, que fue gratificante por las relaciones y conversaciones con otros participantes, la sesión dedicada a recursos tecnológicos me resultó muy fructífera. Fue interesante, amena, y me sirvió para ver cosas desde otras perspectivas. También para apreciar que el enfoque basado en el usuario resulta clave para el diseño y desarrollo de productos de información digital, algo sobre lo que insisto en mis clases un día tras otro.
  • Las reflexiones de clausura típicas, con dos cargos políticos interviniendo correctamente y señalando líneas maestras de actuación y posibilidades y potenciales para futuros desarrollos.
  • He dejado para el final el desastroso tutorial sobre desarrollo de un curso online. Un castigo en tres partes donde «teóricamente» aprendí lo que mola uno/a siendo diseñador instruccional… aunque se me olvide indicar que lo primero que debe hacerse es adoptar un enfoque pedagógico, y se me olvide que no debo tratar a mi audiencia como a niños pequeños, y se me olvide que la gamificación no lo resuelve todo… Sólo una conclusión técnica: el producto que se propuso allí adolecía de graves defectos en su planteamiento, diseño, orientación y contenido.  Espero que no estuviese intentando vendérselo a la BNE…