A finales de 2014, Toshiba anunció que se retiraba del mercado de portátiles de consumo doméstico, para centrarse en el ámbito empresarial. Este anuncio, cuyas razones habría que buscar en estrategias comerciales y la búsqueda de buenos resultados económicos, supone para mí romper con una tradición: hace más de 10 años que uso sus portátiles.
Evidentemente, las tecnologías y las empresas evolucionan. Pero esta despedida no deja de tener, personalmente, cierto elemento de desazón. En primer lugar, al mirar hacia atrás y ver cómo ha evolucionado la informática en estos últimos 20 años. En segundo lugar, porque diferentes portátiles Toshiba me han acompañado, sin nunca fallar ni desfallecer, durante los últimos doce años. Aún tengo dos de ellos, los Portégé de la serie R, en activo y buen uso con Ubuntu GNOME:
- Toshiba Satellite Pro M10 (2003).
- Toshiba Tecra M3 (2004).
- Toshiba Satellite U200 (2006).
- Toshiba Portégé R500 (2008).
- Toshiba Portégé R700 (2010).
- Toshiba NB500 (2011).
A la buena respuesta de las máquinas hay que sumar un alto valor añadido: todos y cada uno de ellos han funcionado a la primera, sin problemas, con diferentes versiones de Ubuntu. El hardware siempre ha sido de confianza y de calidad. Veremos que opciones se me ofrecen cuando tenga que sustituir a los Portégé (aunque las especificaciones del R700 siguen siendo, hoy en día, de primera fila…).
Canon EOS M; Canon IXUS 240 HS