De sexenios, ratones y hombres

Hace unos días se publicó en el BOE la normativa que regula la convocatoria para la evaluación de la actividad investigadora correspondiente al año 2014. Lo que normalmente todos los que estamos en el ámbito universitario conocemos como sexenios. El bueno de Emilio Delgado López-Cozar, del E3C, la ha comentado en un breve informe. Y ha venido cargadica de regalos, como decía un anuncio navideño de hace unos años…

El día 1 se publicó la resolución que establece los criterios de valoración de los diferentes campos de conocimiento, y el día 3 la resolución de convocatoria del proceso de evaluación. Así seguro que en ese par de días la mitad de los candidatos ya habían tomado una decisión sobre la cuestión, y de paso se ahorraban trabajo. Para mucho investigador en información y documentación la decisión era sencilla de tomar: el nivel de exigencia ha sido elevado de tal manera, que resulta sumamente difícil alcanzar los niveles establecidos.

Vamos por partes. En primer lugar, realmente el nivel de exigencia ha subido en todas las áreas de evaluación, aunque en algunos campos, como 10 (Historia) y 11(Lingüística) cumplir los requisitos es un juego de niños. Doctores tiene la iglesia, y los expertos de turno sabrán la razón de ello. En lo que me concierne a mí y mi contexto de investigación, al área de biblioteconomía y documentación (cuánto daño nos hace esta denominación) nos han situado específicamente en el campo 7, correspondiente a Ciencias Sociales, Políticas, del Comportamiento y de la Educación. Revisando los criterios, la cosa estaba más o menos en su sitio, similar a los criterios de 2013: papers publicados en revistas recogidas en JCR y en Scopus… hasta que llegas a un interesante párrafo «orientador»:

«Con carácter orientador, se considera que para obtener una evaluación positiva en las áreas de Psicología y Biblioteconomía y Documentación al menos cuatro de las cinco aportaciones serán artículos publicados en revistas que cumplan los criterios del apartado 3.a) y tres de ellos publicados en una revista de impacto, situadas en el primer y segundo cuartil de su categoría.» (p. 98212).

Lo primero, ¿apartado 3a? Anda, sólo revistas indexadas en JCR (Scopus no se contempla). Lo segundo, ¿Primer y segundo cuartil? Anda, como que hay muchas… Lo tercero: para el resto de áreas del campo 7 los relajan… Conclusión lógica: niños y niñas, para vuestra área se han acabado los sexenios durante los próximos tres o cuatro años.  A ver que os habéis pensado, ir por ahí presumiendo, y acreditándoos como si no hubiera un mañana…

Entre la gente del sector se han producido sangrientas 🙂 discusiones por un quítame allá ese Scopus y cosas similares… No voy a entrar en ellas, que hay buenos y reconocidos expertos, y yo no soy uno de ellos. En lo que si voy a insistir es en la carga de profundidad, y dirigida con alevosía y premeditación, que supone el trato dado al área de conocimiento:

  • En primer lugar, supone un trato discriminatorio cada vez más notorio, si se compara con el que reciben otras áreas del campo de las ciencias sociales.
  • En segundo lugar, y aunque lleve haciéndose así desde siempre, es irracional que los criterios que evalúan una actividad investigadora realizada durante seis años, sean publicados al final de esos seis años, y que sean conocidos una semana antes de la apertura del plazo de evaluación. Ni tampoco tiene sentido que estos criterios se cambien cada año, en virtud de desconocidos intereses políticos y/o científicos particulares.
  • En tercer lugar ¿no os dáis cuenta de que los sexenios son criterios requeridos para la aprobación, evaluación y mantenimiento de titulaciones universitarias, como másteres y doctorados? La falta de investigadores con sexenios puede llevar a una titulación a su cierre. No querría pensar que titulaciones con más peso estén haciendo un ERE preventivo a cuenta del negro futuro de la universidad española bajo la actual política educativa…