De nuevo sobre bibliotecarios 2.0

Estos últimos días ha tenido lugar una interesante discusión en Iwetel sobre las competencias del bibliotecario 2.0. Vaya por delante que, para mí, el bibliotecario no es ni 2.0 ni tres cuartos: es bibliotecario, y sus aptitudes y competencias dependen, en primer lugar, de su actitud, y después de su formación y posibilidades, y todo ello enmarcado en el contexto social y cultural en el que le toca desarrollar su actividad.

Todo empieza con un interesante post de Nieves González, sobre las competencias del bibliotecario 2.0. Para ello tomaba como punto de partida las competencias que REBIUN consideraba esenciales para el bibliotecario digital, y hacía una traslación al territorio 2.0. A ello contesté con un mensaje en el que señalaba la falta de competencias sociales orientadas a la relación y participación con el usuario. Al fin y al cabo, esto es una disciplina social enla cual la relación con las personas (usuarios) es fundamental. Siempre he pensado que el objetivo final es resolver las necesidades de información de los usuarios, y no satisfacer el ego bibliotecario:  nada de «bibliocentrismo» ni de «despotismo bibliotecario ilustrado», como dice una buena amiga y excelente profesional.

Lo cierto es que se levanto un flame interesante, aunque muchos mensajes fueron privados… curioso, hablamos de participación y colaboración, pero la gente opina y participa en privado… hubo de todo, gente a favor, gente que matizaba, gente que criticaba… hasta una docena más o menos. Al final mandé un mensaje recopilatorio de respuesta general, sin señalar aludidos, claro está. Copio aquí lo esencial:

  • Nunca he dicho que no me crea el web social: he criticado el doscerismo «fashion», y la falta de estudio profundo con el que en muchas ocasiones se trata el tema o se adoptan tecnologías y herramientas.
  • Nunca he dicho que no me crea la biblio 2.0; de lo que dudo, en muchas ocasiones, es de su comprensión, enfoque, formulación de objeticos e implementación (o todos o alguno de estos aspectos, depende).
  • No se puede practicar, en el estado actual de la «infosociedad», el «bibliocentrismo»: el centro son los usuarios y sus necesidades, y las competencias deben construirse a partir de ello. Por esta razón, redactar competencias a partir del saber técnico del bibliotecario me parece un error de enfoque.
  • Somos una actividad social, y en consecuencia, las habilidades sociales deben estar muy presentes, y me parecen insuficientes las referencias genéricas a usuarios.

Nieves, con buen criterio, ha ido actualizando su post con aportaciones de los usuarios, y merece la pena una relectura del mismo.  Sin embargo, no puedo dejar de reseñar un mensaje de Elvira San Millán en el que, entre otros argumentos donde parece defender lo contrario para en realidad defender lo mismo, nos regala  «...evitar «deslumbramientos vacuos», como puede ser el poner en el epicentro al YOU (usuarios) de la 2.0.» No me queda claro quién será este «you»,  pero lo que sí tengo muy claro es que la disciplina tiene como objetivo satisfacer y resolver las necesidades de información de los usuarios, insisto, y eso sólo es posible si el usuario y sus necesidades se convierten en el centro de la discplina.  En este momento los usuarios se están acostumbrando a participar, y a que sus aportaciones sean tenidas en cuenta, aunque todavía la tasa de participación sea baja, muy baja. Otra cuestión será plantearse las motivaciones del usuario (a eso dedicaré un futuro comentario). Claro, que si uno se plantea el éxito participativo de LibraryThing, por ejemplo, la cuestión no empieza a ser falta de participación, sino la falta de servicios atractivos que animen a la participación.