Reseña: El ojo del fotógrafo, de John Szarkowski

La fotografía es un objeto documental, histórico y artístico de primer orden. Y para mí, es una afición que me sirve como contrapunto a la tecnificación de mi trabajo diario. Poco a poco, me voy haciendo con una biblioteca básica de fotografía, tanto sobre técnicas, como sobre obra fotográfica. Aprovechando las recientes navidades, y las rebajas posteriores, he adquirido unos cuantos ejemplares. Entre ellos destaca la reedición del clásico de John Szarkowski, El ojo del fotógrafo. Madrid: La Fábrica Editorial, 2012.

El lector no debe esperar un libro de interpretación sesuda, y farragosa, sobre el sexo de los ángeles en fotografía, al que son tan aficionados muchos críticos actuales. Se lee rápido, pero sin prisa, y se disfruta con la contemplación de las fotografías seleccionadas. En realidad, el fundamento se recoge en las seis contadas páginas de la introducción, en las que Szarkowski establece todo un marco teórico general para la comprensión de la fotografía. El fundamento del mismo viene de una exposición de fotografía en el Museum of Modern Art of New York, el afamado MoMA, celebrada en 1964, y a raíz de la cual el autor publicó en 1966 este libro. Si bien el libro tiene un precio elevado (36 euros en España, 25 dólares en el MoMA), es posible conseguir en internet la introducción original en inglés.

La introdución comienza con una aseveración que muchas veces se pasa por alto: «…las fotografías, sin embargo, se toman.», lo que implica que los fotógrafos deben encontrar la forma en la que comunicar el mensaje que desean transmitir. Y se toman porque cualquiera, con unos medios técnicos básicos, casi universales en la actualidad, puede tomar fotografías, independientemente de su intención, saber o entendimiento, yendo desde la intención artística a la meramente casual y conmemorativa. No existen límites conceptuales ni técnicos para el fotógrafo: y la pretendida falta de tradición o formación se ve en muchas ocasiones influenciada por la cultura visual que le rodea, que influye, consciente o inconscientemente, en su forma de abordar la toma de fotografías. Si esto ya se apreciaba en la década de 1960, se puede imaginar la influencia en la década de 2010.

Interpreta...

Szarkowski propone cinco características, a la par que problemas, inherentes a la fotografía: la cosa en sí, el detalle, el marco, tiempo y posición aventajada. De cada una de estas cuestiones he seleccionado varias citas significativas:

  • La cosa en sí: «Lo primero que aprendió el fotógrafo es que la fotografía se ocupaba de lo real.»; «…aprendió también que el caracter fáctico de sus imágenes …///… las convertía en una cosa distinta de la realidad propiamente dicha.»; «..el público creía que el fotógrafo no podía mentir…».
  • El detalle: «…el fotógrafo no podía hacer posar a la verdad; sólo podía registrarla…»»Las fotografías no podían leerse como historias, pero sí podían interpretarse como símbolos.»; «La función de esas fotografías no era explicar lo que estaba ocurriendo, sino hacerlo real.»
  • El marco: «Los bordes exteriores de la película demarcaban lo que el fotógrafo consideraba más importante, pero el modelo o tema retratado iba más allá…».
  • Tiempo: «No existe la fotografía instantánea.»; «La fotografía describe sólo el periodo de tiempoo en que fue tomada…»; «Cartier-Bresson definió el compromiso con la nueva belleza con el término el momento decisivo, pero este fue malinterpretado: lo que ocurre en el momento decisivo no es un clímax dramático sino visual. El resultado no es una historia, es una imagen.»
  • Posición aventajada: «…es la fotografía la que nos ha enseñado a ver desde una posición inesperadamente aventajada, un mirador que no esperábamos encontrar y que nos proporciona imágenes que dan sentido a las escenas, ocultando no obstante su sentido narrativo.»; «La fotografía, y la manera que tenemos de entenderla, se ha propagado desde un epicentro y ha penetrado por infusión en nuestra conciencia.»

La influencia de Szarkowski en la fotografía moderna no resulta para nada desdeñable, sino todo lo contrario. Además, puso en valor en occidente a la fotografía japonesa, y se atrevió a introducir a la fotografía en color, hasta entonces denostada, como vehículo válido del trabajo fotográfico en la década de 1970. La lectura de sus comentarios a un centenar de fotografías seleccionadas del MoMA, publicados en Looking at photographs, es obligatoria para cualquier aficionado o estudioso de la fotografía.