Zaragoza estereoscópica: la exposición

La exposición Zaragoza estereoscópica. Fotografía profesional y comercial pudo disfrutarse (porque ese es el término más adecuado) en las salas Goya y Saura del Paraninfo de la Universidad de Zaragoza hasta el pasado mes de enero. Y ello gracias a la dedicada y diligente labor de José Antonio Hernández Latas (investigador ARAID) que fue el comisario de la exposición.

Los lectores de este web ya conocen mi afición por la fotografía, tanto en sus historia como en su práctica. Procuro que no se me escape ni una de las escasas exposiciones de este tipo que se celebran en la ciudad del Ebro. Y esta ocasión más que más ya que conozco a José Antonio desde hace unos años, cuando coincidimos en un curso de documental científico que nos llevó a crear el documental Santiago Ramón y Cajal: viajes, fotografía y memoria, del que estoy más que satisfecho.

En esta ocasión se ha centrado en otra de sus querencias: la fotografía estereoscópica, gracias a la cual se puede obtener una visión tridimensional de las imágenes usando un visor especial. Estrenada en la Exposición Universal de 1851, conocida como la Gran Exposición, la visualización tridimensional de imágenes tuvo su época dorada hasta la década de 1930, y famosos fotógrafos de la época la hicieron objetos de su interés… con el objetivo, como no podía ser menos, de obtener ganancias del interés de los clientes por la curiosidad. Una curiosidad que se recuperó en la década de 1960 por el éxito de los visores Viewmaster, y de la cual los que ya estamos un poco mayores podremos recordar sus últimos coletazos en los visores Marte Visión que aún pudimos disfrutar en sitios turísticos. No voy a contar el contenido de la exposición, ya que otros lo han hecho previamente con buen detalle, como Vicente Navarro en «Visita Zaragoza esteroscópica» o en Andanda!.

La exposición se acompaña de un excelente catálogo de 240 páginas (caro, para ser una publicación universitaria, pero eso es para tratarlo otro día), que incluye los fondos presentes en la muestra, y una simple lente para poder disfrutar, de manera «aficionada», de la estereoscopía. Yo, por supuesto, he engrosado mi colección bibliográfica sobre fotografía con un ejemplar, que reposa junto al catálogo de Zaragoza 1930. La ciudad en la fotografía de Loty (2015).