La idea y concepto de un repositorio institucional, tal y como se ha ido implantando, siempre me ha parecido carente de perspectiva, y fundamentada en una concepción estratégica equivocada. Nunca he depositado un solo paper en el repositorio de la universidad en la que trabajo, ni se me ocurre. Por una razón obvia: mis potenciales usuarios no se molestan en revisar esta miríada de repositorios institucionales que han surgido como setas en las instituciones académicas.
Mis potenciales lectores acuden, como en casi todas las disciplinas, a los principales repositorios temáticos, que ofrecen una cobertura más amplia, global, y centralizada. Yo, como investigador, tengo cuenta en arXiv, en SSRN y en E-LIS. En ellos deposito, y a ellos acudo cuando necesito buscar. Y para lo que no llega, está Google Scholar, que actúa como recolector o harvester de los repositorios institucionales más importantes. No se interprete ésto como un rechazo del open access: todo lo contrario. Sólo es una decisión de economía de medios: no tengo ganas ni tiempo de repetir ni trabajo ni procesos.
Este comentario viene al hilo de una reciente entrada publicada hace unos días por David Rosenthal en su blog sobre Digital Preservation, y titulada precisamente «Why Did Institutional Repositories Fail?» En el mismo se hace eco de una conversación entre Richard Poynder y Clifford Lynch, que precisamente discutían sobre cómo sus perspectivas para los repositorios institucionales, allá por 1999, no se han cumplido. Para Poynder, y copio literalmente,
«…there is a growing sense that both the institutional repository and green OA have lost their way. It is not hard to see why. Not only are most researchers unwilling to self-archive their papers, but they remain sceptical about open access per se. Consequently, despite a flood of OA mandates being introduced by funders and institutions, most IRs remain half empty …///… More strikingly, many of the papers in IRs are imprisoned behind «login walls», which makes them accessible only to members of the host institution (and this is not just because of publisher embargoes). As a result, the percentage of content in IRs that is actually open access is often pretty low.»
Creo que Rosenthal da en el clavo cuando afirma que una de las causas del problema, y que personalmente considero no va a tener solución dada la idiosincrasia corporativa (y otros factores político-educativos que prefiero obviar ahora) de los responsables de los repositorios, es que
«The pre-print IR advocates missed the key advantage that subject as opposed to institutional repositories have for the user; each is a single open-access portal containing all the pre-prints of interest to researchers in that subject. The idea that a distributed search portal built on OAI-PMH would emerge to allow IRs to compete with subject repositories demonstrates a lack of understanding of user behavior in the Web.»
Pero bueno, como parece que plantear estas discusiones es agredir a la esencia y el desarrollo moderno de las bibliotecas académicas, mejor lo obviamos, y seguimos de victoria en victoria hasta la derrota final. Siempre nos quedará la autoayuda vacua en las redes sociales, que parece generar cada vez mayor interés en el sector…