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4. Sistemas de tratamiento y recuperación de información
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Se puede definir a un lenguaje de interrogación como un conjunto de órdenes, operadores y estructuras que, organizados según unas normas lógicas, permiten la consulta de fuentes y recursos de información electrónica. El resultado de la combinación de estos elementos, siguiendo las normas establecidas, es una expresión, a la que se identifica con el nombre "ecuación", capaz de interrogar el contenido de la fuente de información. La definición mínima de un lenguaje de interrogación y de sus componentes puede encontrarse en el borrador de norma ISO 8777-1988. Las normas lógicas que rigen un lenguaje de interrogación responden a cuestiones relacionadas con la coordinación de los elementos, es decir, con la formulación de ecuaciones. Estas normas (a modo de sintaxis) especificarán el orden de los elementos, la disposición de las estructuras, sus posibilidades combinatorias, las prioridades en la ejecución, y todo tipo de posibles funciones. Las órdenes serán aquellas palabras o abreviaturas que le indicarán al sistema las acciones a ejecutar (buscar la expresión, mostrar los documentos o registros resultantes, consultar el tesauro o los ficheros inversos, ejecutar un perfil de usuario...). Sin embargo, no todos los lenguajes de interrogación utilizan las mismas palabras como órdenes, aunque las órdenes ejecuten las mismas funciones. Existen intentos para homogeneizar la interrogación de las bases de datos, como el lenguaje CCL (Common Command Language) promovido por la Unión Europea, que aún no han alcanzado el objetivo para el que fueron desarrollados. A este panorama se une la proliferación de interfaces gráficos de usuario, que sustituyen a las órdenes y la sintaxis tradicional, dejando al usuario (si éste lo desea) sólo la labor de introducir los términos y los operadores que expresan las relaciones existentes entre ellos. En un lenguaje de interrogación, los operadores son los encargados de expresar las relaciones que mantienen entre sí los términos que definen (más adecuado sería decir que pueden definir) las necesidades informativas del usuario. Pueden distinguirse diferentes tipos de operadores (SALTON y MCGILL, 1983), que se analizan a continuación. 3.4.1. Operadores lógicos (o booleanos) Los operadores lógicos, llamados booleanos en honor a George Boole, precursor de la lógica simbólica y del álgebra de conjuntos, son los más utilizados en numerosos sistemas. El principio que rige la utilización de este tipo de operadores es que las relaciones entre conceptos pueden expresarse como relaciones entre conjuntos. Las ecuaciones de búsqueda pueden transformarse en ecuaciones matemáticas, que ejecutan operaciones sobre los conjuntos, lo que da como resultado otro conjunto. Los tres operadores básicos son el operador suma/unión (generalmente identificado como O/OR), el operador producto/intersección (identificado como Y/AND), y el operador resta/negación (identificado como NO/NOT). A su vez estos operadores pueden combinarse entre si, generando operaciones más complejas, como el O exclusivo (elimina la intersección), etc. No deben obviarse los problemas que plantean los operadores booleanos, independientemente de su potencia. En primer lugar, siempre se plantean en términos de absoluto (presente/ausente), sin consideran el peso específico del término en el contexto. En segundo lugar, exigen un alto valor de precisión en los términos utilizados. Por último requieren claridad en la composición de las expresiones a buscar. Fig. 3.3. Los tres operadores booleano básicos. 3.4.2. Operadores posicionales. La utilización de operadores posicionales pretende superar algunas de la limitaciones que ofrecen los operadores booleanos. Toman como punto de partida la consideración del valor del término dentro del contexto, es decir, que la posición de ese término en relación con otros, o dentro del propio registro, es significativa para valorar su pertinencia a los objetivos buscados. Los operadores posicionales pueden dividirse en dos tipos: 3.4.2.1. Posicionales absolutos. Son aquellos que permiten buscar un término en un lugar dado del documento o registro. Por regla general, son operadores de campo, es decir, permiten al usuario fijar en que campo o campos presentes en la estructura de base de datos debe aparecer el término buscado. La presencia del término en un campo dado (por ejemplo, en el campo título), puede ser una garantía de la adecuación del documento a los objetivos, en la mayor parte de las situaciones. 3.4.2.2. Posicionales relativos. También llamados de proximidad, se trata de operadores que permiten establecer la posición de un término respecto a otro dado. Se considera que la cercanía entre los dos términos puede reflejar una íntima relación entre los conceptos reflejados por los mismos. Estos operadores permiten definir el nivel de proximidad entre los términos (mismo campo, línea, frase, número de términos significativos que los separa...). 3.4.3. Operadores de comparación. Especifican el rango de búsqueda, fijando unos límites para la misma. Estos límites pueden ser tanto numéricos como alfabéticos, correspondiendo los operadores a formas del tipo "mayor que", "menor o igual que". Se utilizan principalmente en documentos que pueden contener datos numéricos. 3.4.4. Operadores de truncamiento. Pueden darse situaciones en las cuales sea necesario utilizar no un término simple, sino también sus derivados, fijados por prefijación o sufijación, mínimas variantes léxicas, etc. Para facilitar la búsqueda de este tipo se han introducido operadores de truncamiento, a los que también se llama máscaras. Se trata de operadores (normalmente símbolos como *, $), cuya presencia puede sustituir a un carácter o a un conjunto de caracteres, situados a la izquierda, dentro o a la derecha del término en cuestión. En los actuales sistemas de recuperación de información es posible encontrar todos estos tipos de operadores, que pueden combinarse entre sí, permitiendo crear ecuaciones complejas que reflejan con bastante precisión los conceptos y sus relaciones. La combinación de los operadores debe respetar un conjunto de reglas, básicas en todos los sistemas, que establecen las prioridades y formas de ejecución de ecuaciones complejas, cuando éstas combinan más de dos conceptos. En primer lugar, los sistemas tienden a resolver, a ejecutar en primer lugar, aquellas expresiones que se relacionan utilizando el operador más restrictivo o prioritario. Por ejemplo, un operador posicional absoluto posee un nivel de restricción (una prioridad) mayor que un operador booleano, lo que significa que el sistema ejecutará antes la expresión cuyo operador es el posicional absoluto, combinando posteriormente el resultado con el operador booleano y su término relacionado. Sin embargo, pueden darse expresiones en las cuales sea necesario variar estas prioridades, y ordenar al sistema que ejecute en primer lugar expresiones con operadores de menor nivel de restricción, relacionando luego su resultado con términos a través de operadores más restrictivos. Para estas situaciones, se utilizan paréntesis, los cuales engloban a las expresiones que deben ejecutarse en primer lugar, independientemente de las prioridades fijadas por el sistema. La utilización de expresiones entre paréntesis hace posible, por ejemplo, que el resultado de una expresión con un operador booleano pueda ser combinada con un operador posicional absoluto. Además, los paréntesis pueden anidarse, resolviéndose las ecuaciones planteadas desde dentro hacia fuera, de la misma forma que las igualdades y polinomios matemáticos.
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