Usar la ciencia-ficción para enseñar

En el campo de la formación y la educación en Información y Documentación nos llenamos la boca con modernidades y todo tipo de alharacas pseudo-tecnológica-festivas, siempre buscando la última buzzword de moda. Sin embargo, siempre me ha llamado la atención la poca importancia que se suele dar a la integración de la literatura en los procesos formativos, máxime cuando en nuestras áreas disponemos de buenos materiales que podemos utilizar.

Traigo a colación esta reflexión porque hace unos pocos días la prestigiosa Communications of the ACM (CACM para los amigos) ha publicado en su blog@CACM el texto de Joel Adams titulado «Recommended SF Reading for Computer Scientists». En el mismo hace referencia a un par de cuestiones interesantes. En primer lugar, nos recuerda que dentro de las actividades que se llevan a cabo en los SIGCSE (siglas de los ACM Technical Symposium on Computer Science Education) pueden encontrarse grupos de trabajo o sesiones de discusión dedicadas al uso de textos de ciencia-ficción, o sci-fi, dentro de procesos formativos universitarios de computer science (o informática, como le dicen en las Españas). En este caso, cita específicamente el BOF «Using Science Fiction in CS Courses«, del SIGCSE 2014, moderado por R. Bates. En segundo lugar, no se trata de algo aislado: basta una sencilla búsqueda para localizar integraciones de este tipo en otras áreas de la computer science, por ejemplo Bates (2013), Spector (2014), Yeoh (2014), o textos introductorios como los de Falkner (2012) y Sanderson (2010).

No deja de sorprender que en el mundo de la gestión de información esta aproximación sea inexistente. Nunca he podido encontrar un solo programa o planificación docente que incluya lecturas de este tipo como inspiradores para los estudiantes, o como parte de una actividad de aprendizaje. Un elevado número de programas están llenos de sesuda (y aburrida) literatura profesional, en ocasiones incluso realmente científica… por no hablar de los típicos manuales universitarios, que deberían estar en el índice de libros prohibidos de todo buen profesor universitario. Y es que, nos guste o no, parecemos empeñados en perpetuar modelos de gestión de información y documentación que están, o han sido, superados por la realidad sociotecnológica.

La integración de este tipo de textos, que no tienen porqué ser exclusivamente sci-fi (ay, El nombre de la rosa, esa joya desaprovechada…), o la utilización del cine abren un amplio abanico de posibilidades a la enseñanza universitaria. No se trata de un mero Tolle et lege agustiniano. La integración de las lecturas seleccionadas debe hacerse dentro de una planificación general, con unos objetivos claros y en el marco de una actividad cuidadosamente diseñada. En otro caso, se convertiría en otra aburrida y cansina lectura obligatoria. Visto lo visto, voy a empezar a preparar varias actividades de este tipo para el curso que viene, y veremos que resultado dan. Pensar es más divertido que repetir…