Redefiniendo la biblioteca universitaria

Hace ahora un año, en el marco de la 2011 Charleston Conference  se desarrolló una sesión en la cual se presentaron los resultados de un estudio llevado a cabo por el Education Advisory Board, titulado Redefining the Academic Library: Managing the Migration to Digital Information Services. Y no es baladí: de su importancia habla su inclusión en el Current Cites de Nov. 2011.

Es posible acceder a los materiales de dicha presentación, que contienen una visión muy interesante sobre el desarrollo futuro, a corto plazo, de las bibliotecas académica o universitarias. Y, para loq ue se ve por este país, no resultan nada halagüeños, en cuanto dibujan un panorama preocupante, y que me perdonen… por la falta de visión de las autoridades bibliotecarias universitarias españolas. Porque lo que dice el resumen son cosas que cualquier usuario avezado de estas bibliotecas puede intuir, pero que parece ser invisible para ellas, quizá porque les parece que puede amenazar la esencia misma de las bibliotecas. De las de hace 20 años, seguro que sí.

Comienza el estudio señalando la muerte, real, de los modelos tradicionales de bibliotecas. Los usuairos buscan información en otra parte, el bibliotecario tradicional está superado, y hace falta espacio, pero no para almacenar colecciones, sino para hacer cosas en colaboración. Señala los cuatro jinetes del apocalipsis bibliotecario: costes insostenibles, uso en declive, nuevas demandas de los usuarios y Google. Luego pasa a analizar con más detalle cada uno de estos jinetes. Destaco algunas cuestiones:

  • Las métricas deben alinearse con el valor cualitativo a los usuarios, no con conceptos de metros, volúmenes, usuarios o préstamos.
  • El aumento de precios de seriadas hace muy difícil su mantenimiento.
  • La mayor parte de la información está hoy en día fuera de las bibliotecas, en internet. Las bibliotecas nunca vencerán a Google.
  • Probablemente sean los siguientes servicios que sean desintermediados (y con ellos, su personal).
  • Los usuarios cambian y se adaptan mucho más rápidamente que las bibliotecas.
  • Las peticiones de referencias y los préstamos declinan irremediablemente.
  • Las «nuevas» bibliotecas deben ser un espacio social de aprendizaje. La p. 19 dibuja un esquema muy recomendable.
  • Las colecciones físicas limitan el espacio disponible para el aprendizaje.
  • Cambiar la propiedad de la coleción por el acceso.
  • Aumento del uso de ebooks: problemas y opciones de coste y gestión.
  • Desarrollo de colecciones digitales compartidas en consorcios.
  • Las leyes de copyright son un obstáculo para el acceso a la información digital.
  • Creación de nuevas opciones para la comunicación científica.
  • Emergencia de nuevos modelos de Pay-Per-View.
  • Hay que transformar el espacio de la biblioteca de acuerdo con las necesidades de los usuarios. Gran parte del fondo no ha circulado nunca. Se necesitan conectividad, confort, espacio de colaboración, modularidad flexible, y comida y bebida.
  • El personal debe trabajar directamente con los usuarios, superando las tareas tradicionales de catalogar o similares.
  • El personal se debe integrar en la actividad universitaria, deb ser embedded.
  • Desarrollar los ervicios móviles.
  • Poner en valor las colecciones especiales.
  • Y como conclusión, revisar las p. 56 y 58.

Mucho que reflexionar, mucho que redefinir, mucho trabajo por delante… si es que quiere hacerse. Y si no… ¿quién se acuerda ahora de los scriptoria monacales?