MOOCs, mucho ruido y ¿pocas nueces?

Los Massive Open Online Course (por sus siglas MOOC), cursos masivos abiertos y en línea, se presentaron en el panorama educativo hace un lustro, prometiendo ser la disrupción que terminaría con las universidades (y otras instituciones educativas), y cambiaría para siempre el modelo y las pautas educativas de los usuarios. Como siempre, en las españas se adoptó fervorosamente pocos años después. Y, como no podía ser menos con las modas adoptadas con retraso, parece que cuando unos van, los que fueron ya vuelven.

Esta anotación viene al hilo de dos interesantes reflexiones sobre el abandono del barco de los MOOC por parte de tres de sus figuras fundadoras y seminales, que en los últimos meses han cambiado rápidamente de aires. Por lo que se puede leer por la intenné (que diría Enjuto Mojamuto), parece que las aguas vuelven a su cauce y que, una vez más, la gente se ha dejado llevar por un espejismo de consultora, antes que por una análisis serio y riguroso de las ventajas e inconvenientes de los MOOC. La experiencia, madre la ciencia que le dicen, ha reconducido el agua a su cauce.

Los dos textos en cuestión son de Rolin Moe, MOOCs and the Mythological Promise, y Jonathan Rees, Why America’s MOOC pioneers have abandoned ship, respectivamente. Como se publicaron el pasado agosto, parece que por esto lares han pasado desapercibidos. Moe expone el proceso de «cambio» de ocupación de estos gurúes, señalando que » MOOCs were much more the signifier of sociocultural phenomenon than they were an educational salvation», aunque sin desdeñar, en un futuro, el potencial y posibilidades que ofrecen. Y, haciendo referencia a Roland Barthes, cómo se trata de una modelización que se ve influenciada por presiones políticas y sociales. Interesante.

La opinión de Rees, en comparación, incide más en los cambios de enfoque en el modelo de los MOOC: menos cursos abiertos, menos masivos, clases bajo demanda, antes que generalistas y comunes… «students who sign up for such course are abandoning MOOCs is because these kinds of courses have not lived up to their initial hype». A lo que cabe añadir el fuerte componente social y afectivo que tiene la relación personal directa con el profesor o profesora, y que desempeña muchas veces un factor clave en el éxito de los procesos educativos. Y un factor clave para el estudiante: el esfuerzo. «Many MOOCs are ill–structured, and it takes a lot of onus on the student to do a lot of the work», y además «It leaves for a lot of exploratory learning, which many students don’t like and can’t persist with.» El principio de economía de esfuerzos que los seres humanos aplican en todas las facetas, sin ir más lejos.

Y no me puedo resistir a terminar la entrada con otro copy&paste de Rees (como cito no es plagio ;-), con el que estoy de acuerdo por completo:

«A good education is an active experience, meaning that your professor can see you and adjust their teaching to the reactions of their audience and the students can respond to their professors in real time.  Watching professors “on demand” on your computer, alone in your room, might make good business sense for Coursera, but it makes poor educational sense for anyone with access to an on-campus alternative.»