De customizadores y curadores, y otras majaderías

En estos ajetreados tiempos, parece que ser cool en la gestión de información implica, casi necesariamente, la adopción y traducción creativa de cuanta expresión anglosajona nos llega para designar perfiles de trabajo, tareas o procedimientos. Y cuanto más expresiones de este tipo se entremezclen en el diálogo, más fashion es el gurú en cuestión. Y hete aquí que nos enfrascamos en sesudas discusiones sobre un quítame allá esas pajas…

Lo malo es que esas discusiones, en lugar de pretender un uso adecuado del lenguaje, entran ya directamente en lo divino y lo humano sobre el trabajo de la gestión de información, en sus diferentes facetas. Me recuerda la batalla entre los libros antiguos y modernos, que ya traté en este blog. No entro a valorar este problema: simplemente, pienso que muchos perfiles profesionales actuales que trabajan con información desempeñan tareas que han sido típicas de bibliotecarios, archiveros y documentalistas durante mucho tiempo. Pero también pienso que en el entorno digital, además, incorporan ciertas habilidades y competencias para su desarrollo que no han sido tan típicas, lo que las transforma en tareas clásicas, pero en un contexto y con unas pautas de comportamiento diferentes. Y sí que coincido con Javier Leiva, por ejemplo, en que ir a un trabajo enmendando la plana al que contrata diciéndole «…usted lo que quiere es un bibliotecario (o documentalista), y yo lo soy…» es una vía directa al fracaso, y una pérdida de oportunidades. Al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios (Mateo, 22, 21).

Dicho esto, me preocupa más la falta de rigor con la que se usan y traducen los términos. Estoy cansado de oir el barbarismo customizar, customizado o customizando, como si tal cosa. Hace falta ser burro. Customizar y sus derivados no existen en el Diccionario de la Lengua Española. El diccionario Merrian-Webster lo define como «to build, fit, or alter according to individual specifications.» En español, adaptar, hacer a medida, incluso personalizar. Así lo traduce el Cambridge Dictionary. Pues nada, no dejes que un buen diccionario te estropee una sonora palabreja de gurú…

curador

La última joya de la corona es la expresión content curator. Los illuminati de turno han decido hacer una traducción «como suena», toma rigor. Y claro, el engendro ha pasado a llamarse curación de contenidos. Y el perfil profesional curador de contenidos. Incluso en alguna universidad parecen capacitados para ponerle tiritas a los contenidos. Esto es lo que pasa por no tener un mínimo de talento. Cuando los anglosajones no tienen un término para algo, o forman una palabra nueva, o acuden al latín. Y en este caso han acudido al latín, adoptando la palabra curator. No voy a ser integrista: podría aceptar que se llamasen curadores de contenido. Sí, como suena, aunque no me gusta. Al fin y al cabo, y según el Diccionario de la Lengua Española, un curador «Que tiene cuidado de algo.» Anda, si resulta que es un adjetivo, no un sustantivo. Bueno, no vamos a dejar que esa minucia nos detenga ¿verdad?. Cristina Aced ya lo recogió en su blog. Incluso Fundeu propone una denominación más sensata, y sobre estos temas suele tener una visión prudente y acertada.

curacion

curaduria

Por lo que no paso, de verdad, es por lo de curación. Simplemente por sentido común. Los contenidos no se curan, se curan los seres vivos. El término del diccionario que más se aproxima, aunque antiguo, es curaduría. Tal es así que las definiciones divergen de una manera evidente. Incluso en la próxima edición del Diccionario de la Lengua Española, curaduría pasará a significar «Cargo de curador». Y si volvemos al origen de todo, resulta que los curatores eran oficiales romanos encargados de algo. Curatio, curationis (de la tercera declinación) era «cuidado, administración». Curator, curatoris (también de la tercera) era «encargado, hombre de confianza», y, finalmente, el verbo relacionado es curo, curas, curare, curavi, curatum (de la primera conjugación) que significa cuidar, preocuparse de, atender a, y secundariamente, curar (claro, porque el verbo preferido para curar, en el sentido de enfermedad, era sano, sanas, sanare, sanavi, sanatum).

curatio

Los guruses de la novedad en spanglish es algo con lo que tenemos que vivir desde hace ya unos años. Seguro que pronto aparecerá alguna idea, concepto o actividad con la que añadir otro término o expresión al nutrido arsenal que ya poseen, para sorpresa y asombro de asistentes a congresos, cursos y seminarios. Pero es que los clásicos son insistentes, como ya escribió Quevedo al final de la Historia de la vida del Buscón, llamado don Pablos; ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños: «Y fueme peor, como v.m. verá en la segunda parte, pues nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar, y no de vida y costumbres.»